Wednesday, July 04, 2007

Liderazgo y representación


Este tema siempre ha sido tratado informalmente en las conversaciones de los miembros de la JCI Quito y es recurrente cuando se analiza el entorno local y nacional al acercarse el tiempo de elecciones de las nuevas dignidades.
Nosotros conocemos muy poco acerca de las políticas internacionales de la JCI pero, al ver el listado de las personas que han sido electas para cargos de representación internacional, nos damos cuenta que la selección es muy rigurosa optando preferentemente por aquellos que representan de mejor manera el espíritu y la filosofía de la JCI, en otras palabras, son electas aquellas personas que no solamente han logrado cumplir los requisitos de carrera en la organización, sino que además son los mejores exponentes y por ende los mejores vendedores de la JCI a nivel mundial.
Si trasladáramos ese principio a nuestras organización nacional y a las organizaciones locales, nuestro punto de vista acerca de trabajo y carrera en la JCI cambiaría diametralmente.
Cuando pensamos en la elección del Presidente local de nuestros capítulos, debemos pensar no solo en aquel al que "le toca ser Presidente" debemos preguntarnos ¿está preparado para dirigir al capítulo? y por sobre todas las cosas ¿es un referente válido de los miembros del capítulo? ¿representa la realidad del capítulo o solamente una parte de él?
Cuando hablamos de estar preparado para dirigir, hablamos de las capacidades personales del potencial Presidente, su capacidad de oratoria, su manejo parlamentario, su efectividad como líder de un equipo de trabajo. Pero cuando hablamos de estar preparado para "representar" al capítulo, ya hablamos acerca de virtudes personales del futuro Presidente, su forma de presentación personal, su capacidad para seguir el protocolo de la JCI, su capacidad de tomar decisiones acorde con los intereses de su equipo de trabajo, su capacidad de ser buenos comunicadores, la forma de vender la organización y la forma de venderse a si mismo.
En el ámbito nacional, la elección es aún más complicada puesto que nosotros debemos considerar que los postulantes no lo son simplemente a un puesto de elección sino de representación de la JCI Ecuador, los VPZ's, VPE's y el Presidente, serán los portavoces de nuestra institución ante el país y ante la Asamblea General de la JCI, es decir serán nuestros embajadores y como tales deben cumplir requisitos que, si bien no se encuentran en nuestra Constitución, son de sentido común: Manejo de protocolo, impecable presentación personal, manejo de idiomas, conocimiento intercultural. Es por tanto un imperativo el que sepamos a quien elegir y por sobre todo, aquellos que deseamos culminar una carrera exitosa dentro de la JCI, nos preparemos constantemente para los desafíos que se presentan en el ejercicio de los cargos nacionales. Preparándonos para los desafíos, prepararemos a los demás, un buen líder comparte sus conocimientos y por sobre todo, prepara a quienes lo pueden suceder.
En una organización donde una crítica acerca del manejo ortográfico genera una discusión bizantina, debemos pensar en elevar los estándares de admisión de nuevos miembros. Durante mucho tiempo la JCI fue considerada como una organización de élite, pero no de una élite económica (que puede llegar a serlo con la preparación de sus miembros) pero si, de una élite intelectual y cultural. Recordemos que la JCI es "para todos" y su democratización nos presenta el desafío de preparar a nuestros miembros para un mundo diferente al que hemos vivido, un mundo en el cual las fronteras se han terminado y el conocimiento es la herramienta más poderosa que podamos utilizar.
Preparémonos para representar a la JCI, recordemos que, como miembros individuales somos también representantes de la organización, todo el tiempo. Cuando la gente conoce que somos miembros de la JCI, ven en nosotros no al individuo, sino a la organización y, si le queremos, como decimos que lo hacemos, no vamos permitir que nadie crea que esta es una organización donde se tolera la mediocridad. El secreto para atraer miembros no está en lo que un capítulo o una organización nacional pueda ofrecer, el secreto reside en las acciones que cada uno de nosotros realizamos en nuestra vida diaria, el secreto reside en vivir nuestra filosofía día a día, sin descanso, en todo y con todos.